El fluir es el proceso de llegar a la felicidad a través del orden de la vida interior. Esto sucede cuando enfocamos nuestra atención en objetivos realistas y cuando nuestras habilidades coinciden con los desafíos que enfrentamos.
El psicólogo Mihaly Csikszentmihalyi con su Teoría de Flow nos habla de este estado y de sus beneficios. ¿Conoces la teoría? Es él quien acuña el término Estado de Flow o Estado del fluir.
¿Qué es el estado de Flow?
¿Cómo se consigue el Estado de Flow?
Es un estado emocional positivo que pasa cuando estamos completamente concentrados e implicados en una tarea, en la que el tiempo nos pasa volando, tenemos concentración absoluta en lo que hacemos y la sensación de automatización donde todo fluye nos invade. El estado de Flow se produce cuando hay un equilibrio entre nuestras capacidades y el reto o desafío que esta actividad nos representa. Sentimos el flow cuando nuestros retos u objetivos son realistas pero nos suponen un grado de dificultad tentador y asumible (ni demasiado fácil ni demasiado difícil).
Yo siento el flow cuando estoy con vosotros en los talleres, cuando preparo material para inspiraros, cuando leo, pintando mandalas con mis hijos, charlando por los codos con un grupo de amigas ...¿ Has vivido esta sensación alguna vez?
💫 ¿No te parece importante detectar en qué situaciones vives este estado de Flow? ¿Tienes las tuyas identificadas? 💫
«Que todo fluya y nada influya»
Cuando nos dejamos llevar por los miedos, nos aferramos a los resentimientos, escuchamos a quien nos quiere cortar las alas o hacemos más caso a las expectativas que tienen los demás sobre nosotros (o que creemos que tienen) en vez de centrarnos en lo que queremos, en nuestro interior y en el propio compromiso en uno mismo, el estado de Flow no puede darse. Estando presente en el aquí y ahora y no en lo que puede pasar en un futuro o en lo que nos pasó en el pasado conseguiremos Fluir.
Vivimos en una sociedad donde estamos hiperconectados con el exterior, con la información y estímulos que nos llegan y poco escuchamos hacia dentro. Es fácil dejarse llevar, conducir por la vida con el piloto automático y acabar haciendo lo que el entorno nos tiene preparado y no lo que nosotros queremos.
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